lunes, 25 de febrero de 2013

La Movilidad Moderada, una prioridad máxima en la Ciudad de México. La Setravi cambia de nombre.

La Movilidad Moderada, una prioridad máxima en la Ciudad de México. La Setravi cambia de nombre.

En 2002, llegamos a la conclusión de que las viejas Ley y política de Transporte y Vialidad del DF sitúan a la multiplicación de los motores y las infraestructuras del transporte como la máxima prioridad del quehacer gubernamental en la movilidad urbana; colocan a la promoción de los negocios del transporte como la tarea principal del Gobierno del DF, en lo que concierne a la movilidad. Planteamos que esta legislación tiene efectos catastróficos, ya que dispara la violencia, el tiempo perdido en la movilidad cotidiana, la contaminación del aire, además de que degrada enormemente a la actividad peatonal y ciclista, y devasta los animales, bosques, parques y monumentos, y el tejido social de la ciudad; fomenta el desastre en la gestión del uso del suelo y la vía pública, así como la destrucción social y ambiental de la ciudad. Consecuentemente, propusimos eliminar esta ruinosa y caduca legislación y política de Transporte y Vialidad e introducir en su lugar la Ley y la política de Movilidad Urbana Sustentable, con el propósito de integrar en ella a todas las formas de movilidad urbana, en especial, la llamada movilidad metabólica; es decir: la movilidad peatonal y la movilidad ciclista, virtualmente aniquiladas en la zona urbana por la movilidad motorizada: autos, camionetas, autobuses, tráileres, camiones. A esta propuesta revolucionaria añadimos otra, concomitante: en la nueva legislación y la nueva política pública, invertir las prioridades en la movilidad urbana: el peatón en primer término; el ciclista en segundo lugar; el usuario del transporte público en tercer lugar y los automovilistas en cuarto lugar.

Estas propuestas nacen de las siete tesis que difundimos en 2002 bajo el titulo de Movilidad Sustentable que fueron el resultado de un buen número de reuniones ecologistas en la Cooperativa Cambios, al calor de nuestra movilización contra la primera fase del megaproyecto del Segundo Piso en Viaducto y Periférico, iniciado como Distribuidor Vial San Antonio. El gobierno de López Obrador insistía que no había alternativa a este megaproyecto. En estas tesis no sólo demostramos que había alternativas a la construcción de esa innecesaria infraestructura, también que había que reestructurar y reconceptualizar la legislación sobre la movilidad urbana. En 2003-2004 promovimos este cambio revolucionario por medio de seminarios, foros y exposiciones; además, le propusimos formalmente a la ambientalista Martha Delgado, a la sazón Vicepresidenta de la Comisión de Transporte y Vialidad de la Asamblea Legislativa del DF, la eliminación de la Ley de Transporte y Vialidad y la creación de la Ley de la Movilidad Urbana Sustentable. La revolución en la movilidad urbana de la Ciudad de México se inicia en 2002 en la Cooperativa Cambios y toma a las organizaciones ambientalistas en 2003-2004, con la creación de la Alianza por la Movilidad Humana; produce las primeras caminatas en la Roma-Condesa y en Polanco, y la proliferación de organizaciones dedicadas a capitalizar profesionalmente el tema de la movilidad urbana. Alcanza en 2007 al gobierno del DF y a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, con la organización de foros, campañas, iniciativas de ley y proyectos en su beneficio y su reconocimiento de la actividad peatonal y ciclista como una movilidad respetable. Se construyen ciclovías, se promueven grandes actividades ciclistas y se crean calles peatonales después de muchos años de no hacerlas.

Lamentablemente, el gobierno del DF inicia en 2008 la contrarrevolución en la movilidad urbana, con la promoción de los megaproyectos de Transporte y Vialidad, como la Supervía, la Línea 12 del Metro, el Segundo Piso en el Periférico, los distribuidores viales, el Eje Troncal Metropolitano, los deprimidosde la delegación Miguel Hidalgo. Las acciones de Ebrard por la bicicleta y el peatón fueron lamentablemente utilizadas para dar maquillaje verde a una agresiva política anti ecológica y anti social de Transporte y Vialidad. Por otra parte, desde 2005 la Asamblea Legislativa del DF no ha podido introducir en la Ley estos cambios revolucionarios, a pesar de los diversos intentos que han realizado algunos diputados. Será necesaria mucha presión social para que se hagan realidad. No tenemos duda de que hacer realidad esta legislación y esta política puede conducirnos a la Movilidad Óptima o Moderada e implicar una reorientación total de la movilidad urbana y de la urbanización de esta ciudad; puede restaurar en gran medida su equilibrio económico, político, social y ambiental. Las más de cuatro horas diarias que en promedio se pierden en la movilidad urbana hacen perentoria la creación de esta nueva ley y el cambio de política en el Gobierno del DF.

La gran sorpresa en este tema ha llegado con el Gobierno de Miguel Ángel Mancera que anuncia el cambio de nombre de la Secretaría de Transporte y Vialidad, la Setravi, a Secretaría de Movilidad (Domingo 10 de febrero de 2013-Capital, p31) y la "jerarquización" de la movilidad en el mismo sentido en el que lo propusimos en 2002. Los promotores del programa Ecoparq, para la instalación de los parquímetros utilizan ahora este mismo discurso. La recuperación gubernamental y partidista (PAN y PRD) del discurso de la Movilidad Moderada (originalmente: Movilidad Sustentable) que preconizamos desde 2002, nos provoca sentimientos encontrados, ya que las recuperaciones de propuestas ciudadanas por parte de los gobiernos han tenido habitualmente resultados lamentables. Para evitar que este discurso pierda su valor revolucionario es necesario llevarlo a sus últimas consecuencias; es decir: exigir desde las organizaciones sociales medidas que hagan realidad las prioridades que queremos aplicar a la movilidad urbana, como:

1. Creación obligatoria de calles "libres de autos"en los centros históricos, antiguos o tradicionales de los pueblos de la ciudad, junto a monumentos, parques y jardines; en las calles menores a 10 m de ancho; en los barrios con antigüedad mayor a 75 años; en las calles en las que existen edificaciones de valor arquitectónico.

2. Reducción obligatoria del ancho del arroyo vehicular en las calles vecinales. Aumentar el ancho de las banquetas y/o de las áreas verdes, según el caso.

3. Eliminación obligatoria del estacionamiento en la vía pública, a cualquier hora del día, por medio de la eliminación del pavimento de los carriles junto a la banqueta, donde se estacionan los autos gratuitamente, para crear el "carril o franja verde".

4. Introducción obligatoria de ciclovías y Metrobus dentro de las vías rápidas: reducir el número de carriles para autos en las vías rápidas.

5. Apoyo a la creación de cooperativas para los servicios de traslado en bicicleta o servicios de conexión. Ruta corta, baja velocidad.

6. Velocidad límite obligatoria de 30 kph en todas las calles secundarias o interiores del barrio, colonia o pueblo.

7. Introducción de las técnicas europeas de "Calmar el tráfico", para amortiguar la velocidad de los vehículos, como: lomos, mesetas, zigzags, puertas, barreras, cierres, orejas, cruces peatonales, rebajes, señalización, etc.

8. Elevar varias veces las multas locales, por exceso de velocidad, conducción de transporte con significativos niveles de alcohol, estacionamiento en banquetas y arroyo vehicular.

9. Modificar el Código Penal del DF, para endurecer y elevar varias veces las penalidades al conductor de un transporte por la muerte, minusvalía o discapacidad de un peatón o un ciclista, creada por exceso de velocidad e imprudencia en el manejo. Eliminar las fianzas que evitan la prisión de un conductor responsable de la muerte o discapacidad de un peatón o un ciclista.

10. Elevar varias veces los impuestos locales, por el registro y la tenencia de transportes, la expedición de licencias, el consumo de gasolinas, la utlización de estacionamientos públicos, la utilización de vías rápidas en zona urbana.

11. Tarifa por distancia recorrida en las tarifas del transporte público.

12. Moratoria a la construcción de Trenes suburbanos o de cercanías, líneas del Metro, arcos viales, segundos pisos, distribuidores viales, ejes troncales, deprimidos, etc.

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Miguel Valencia
ECOMUNIDADES
Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México
¡Descrecimiento o Extinción!

sábado, 23 de febrero de 2013

Análisis del impacto del equipamiento urbano en una colonia del Distrito Federal: un estudio de caso sobre la Escuadrón 201

Análisis del impacto del equipamiento urbano en una colonia del Distrito Federal: un estudio de caso sobre la Escuadrón 201

Documento

Jesica Vega

Dra. en Ciencias Antropológicas adscrita a la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guanajuato, Campus León


En este artículo se muestra una colonia con características que se salen del promedio de las del Distrito Federal, ya que muchas de ellas fueron iniciadas con invasores que, cuando ya habían logrado afianzarse en el espacio, eran expulsados y sustituidos por los habitantes permanentes; en contraste, en esta colonia los primeros habitantes permanecieron en este espacio resistiendo los embates, tanto de la autoridad como del propietarios, e  incluso los del ejército.
Gracias a estas circunstancias sus habitantes construyeron una fuerte identidad y lograron hacer de ella un espacio con muchas ventajas de equipamiento comparativo con las zonas de sus rededores sin embargo, en la actualidad se enfrenta a situaciones que han empezado a desarticulara, ante las cuales por primera vez sus integrantes se sienten sin elementos para defender el espacio. Considero este caso como un elemento para el análisis de las problemáticas que enfrentan algunas áreas locales en las grandes urbes.

Ubicación
La colonia Escuadrón 201 se ubica en la capital de México (Distrito Federal), específicamente en la delegación Iztapalapa. Colinda al norte con Avenida Río Churubusco, al poniente con las colonias Sector popular y Héroes de Churubusco, al oriente con el Eje 3 o Avenida 5 y al sur con Avenida Ermita Iztapalapa.

Fuente: Dirección General de Desarrollo Urbano, Delegación Iztapalapa, 2003.


Orígenes de la colonia

Se encuentran en la década de los cuarenta del siglo pasado, época en la que la presión por un espacio de vivienda popular en la capital era muy fuerte:

Las demandas de terrenos fueron intensas por la expectativa [...] en materia de colonias populares y muchas organizaciones enviaron peticiones al Presidente de la República. Solicitaban terrenos el Sindicato de Trabajadores de limpia y transporte del D.F., la Liga Revolucionaria de Inquilinos del D.F., la Federación Inquilinaria Nacional, la Alianza de Obreros y Empleados de la Compañía de Tranvías de México, los diputados de la XXXVIII legislatura, las madres de los miembros del Escuadrón 201 [...] (Cisneros, 1993: 93).

De esta manera, la colonia originalmente estaba destinada para un conjunto de madres de los integrantes del Escuadrón Aéreo 201, el cual participó en la Segunda Guerra Mundial. Estas mujeres demandaban un espacio para la construcción de casas habitación, motivo por el que se les otorgó este espacio; pero como no se llegaba a un arreglo con el dueño, Alonso Vidal, el presidente Ávila Camacho (1940-1946) expropió sus terrenos para venderlos a trabajadores de diversos grupos, entre los que se encontraban los ex integrantes del Escuadrón 201, quienes no aceptaron mudarse a esta zona porque estaba en la periferia del Distrito Federal.
Otros grupos que habían sido incluidos en esta repartición aceptaron trasladarse a ella, y fue así como el entonces Departamento del Distrito Federal (DDF) organizó la repartición, dejándola en manos de 20 comités directivos de agrupaciones diversas (Cornejo, 1956: 172):

[…] fue autorizada para ser habitada “[...] el 13 de noviembre de 1946 [...] a ocupar los predios [...] Entre las agrupaciones que habitaron estos terrenos se encontraban [...] trabajadores de la Dirección de Transito, de los Telégrafos Nacionales, habitantes del Doceavo Distrito, propietarios de puestos de dulces, trabajadores de puestos de dulces de los cines, del Bloque Nacional de Colonos, miembros del Ejército Mexicano, entre los que destacaban 90 elementos del Escuadrón 201 [...]”. (Cornejo, 1956: 171).

Una vez que ocuparon este espacio, lo nuevos pobladores enfrentaron una serie de conflictos. El primero de ellos se presentó un día antes de la repartición de los lotes, debido a que los comités directivos ocuparon los lotes con colonos diferentes a aquellos que habían sido designados previamente. (Cornejo, 1956: 172).
Para entonces ya había un número reducido de casas en los terrenos y los comités designados por el DDF repartieron terrenos:

Catorce de noviembre de 1946, es una fecha memorable para nuestra colonia; son las doce de la noche, todos estamos listos para empezar a construir nuestras viviendas, son muchos los que han venido de todas partes del Distrito Federal a realizar la invasión, a buscar un lugarcito en donde vivir.
… el Presidente era Miguel Casas Alemán y el jefe de colonias Enciso Ponce y según se nos informó para la invasión de terrenos ya se tenía la anuencia del Regente Javier Rojo Gómez”. (Estas son palabras del Señor Arcadio Rivera, uno de los primeros colonizadores, que fue líder de los habitantes de esta zona, Órgano informativo No. 1).

Fue así como estas organizaciones fueron ocupando toda la colonia.
Esta invasión provocó un conflicto entre los veinte comités, debido a que algunos de ellos empezaron a especular con los terrenos, al grado de iniciar una división entre los líderes.
Otro elemento que aumentó la tensión fue el inicio de la Regencia del DDF, al ocupar este cargo el legendario Ernesto P. Uruchurtu, quien se caracterizó por una política dura respecto a las invasiones en el Distrito Federal.
Un elemento más que contribuyó al conflicto, fue la posición del antiguo dueño de los terrenos, al ganar el amparo en contra de la expropiación de su tierra; derivado del cual las autoridades, que habían permitido la ocupación del área, quisieron dar cumplimiento al amparo de Alonso Vidal, apoyadas por uno de los líderes de uno de los comités vecinales que habían sido parte de la ocupación inicial, el Negro López; quien apoyó las acciones para el desalojo de los habitantes:

El asentamiento que más embates recibió fue la colonia Escuadrón 201, en la delegación Iztapalapa [...] En 1947 la política cambió y las autoridades de la ciudad trataron de expulsar a los colonos, apoyando al fraccionador que pretendía incrementar el valor de los terrenos. A pesar de que originalmente se había pactado en un precio menor. En diciembre del mismo año, la colonia fue atacada por tres mil personas que llegaron dirigidas por el fraccionador. A partir de ese momento [...] no se permitía introducir alimentos, el agua se vendía a precios desorbitantes [...] se obstaculizaban las construcciones y cada incidente provocaba nuevas fricciones. (Cisneros, 1993: 126).

Estos conflictos se tradujeron en un primer enfrentamiento el día 3 de diciembre de 1947 (Periódico Excélsior, 1947) entre el Negro López Jerónimo, quien ahora era representante del ex propietario, y los pobladores. Este grupo se enfrentó a los habitantes, que resistieron el embate hasta la llegada de la policía.
El enfrentamiento provocó 16 heridos y radicalizó a los colonos, que ahora no sólo incluían a aquellos que habían invadido una parte de la colonia, sino también a aquellos que habían ocupado previamente los terrenos, ante la amenaza común de perder su espacio.
El contexto cambió de forma radical para los habitantes de la colonia. Desde ese momento empezaron los ataques y, junto con ello la estigmatización de la colonia, que provocó que los ciudadanos de los rededores la percibieran como una zona peligrosa y la aislaran.
Por ello el surgimiento de esta colonia está marcado por la ausencia de servicios urbanos, la defensa del espacio y el aislamiento de los habitantes de los rededores; como resultado de que no cedieron a las presiones de la autoridad y los ataques que recibían por parte de grupos que enviaba el antiguo dueño, a pesar de que el nivel de violencia iba en aumento; como lo reflejan las noticias de dicha época que, cada vez que hablaban de la colonia –posterior a que se diera la invasión –, mencionaban el caso como un conflicto constantemente citado. (Cf. Excélsior, 1947).
El aumento del nivel de violencia se expresa en el hecho de que los hombres de la 201 empezaron a armarse; aunado al hecho de que no se permitía que nadie externo a la colonia entrara a ella.
Fue así que en 1948 se dio el último y el más fuerte de los conflictos, en el que 24 personas resultaron heridas, algunas de ellas policías; al grado de solicitar la presencia del ejército (Cf. Cornejo, 1956), quien llegó a poner orden en la colonia, dando paso a la definición del límite geográfico de la Escuadrón 201.
En junio de 1949 los colonos llegaron a un arreglo con el antiguo dueño, complementado con la presencia del ejército, quien se presentó con órdenes de revisar casa por casa y decomisar las armas que se encontraron.
Por lo anterior, fue gracias al nivel de organización de la 201 que sus pobladores pudieron defender su territorio y empezar a construir su propia urbanización, a través de organizar eventos de los que obtenían fondos.
Al mismo tiempo, la exclusión que sufrió por parte de las colonias vecinas, hizo que la solidaridad entre los pobladores fuera una forma de resistencia, no sólo ante los embates de las autoridades, sino también ante el rechazo de las zonas colindantes. Este panorama se vivió por muchos años, durante los cuales no hubo servicios públicos ni beneficios para la colonia por parte de las autoridades públicas.
Fue así como se desarrolló la convivencia social en esta primera fase de formación de la colonia, que se caracterizaba por ser de densidad baja o en formación. (Cf. CONAPO, 2003).   
La Escuadrón 201 contaba con 3,500 lotes, su principal vía de acceso era la Av. Ermita Iztapalapa y en el año de la ocupación (1946) su población la constituían alrededor de 2,000 personas al principio, pero para el año 1956 había aumentado 700%, teniendo la cantidad de 28,000 habitantes, distribuidas de manera diversa en las propiedades. (Cornejo, 1956: 174).
La mayoría de las casas eran de un piso, muchas de ellas estaba en obra negra (ladrillos pegados con mezcla o lodo), y algunas eran pequeñas vecindades donde llegaban a vivir hasta quince personas. (Cornejo, 1956: 174).
La mayoría de los pobladores eran de provincia (95%), el 60% de los jefes de familia eran madres separadas o solteras. (Cornejo, 1956: 174).
La población económicamente activa (PEA) se componía de empleados de bajo nivel escolar y laboral, que en su mayoría trabajaban de lunes a sábado; razón por la cual los eventos que se realizaban en la colonia, como bailes o luchas, se hacían los sábados por la tarde o los domingos; eran los momentos cuando los colonos se unían para convivir.
Una década después de la invasión se desintegraron los comités vecinales y para 1956 ya no existían comités directivos, el último de ellos se disolvió ante notario. (Cf. Cornejo, 1956: 177).

Inicia equipamiento urbano
A partir de la década de 1970 la situación de la colonia empezó a modificarse, convirtiéndose poco a poco en un espacio urbano que iba igualándose con las colonias que la rodeaban; permitiendo que la identidad ya afianzada entre los pobladores se consolidara a través de involucrarse en los cambios que se daban en la colonia.
Como resultado del equipamiento y servicios, este espacio alcanzó su consolidación y la ocupación poblacional llego al máximo.
Con esto empezó una nueva etapa en la colonia, en la cual por un lado, sus habitantes buscaban preservar su unidad y  por el otro, aumentar el desarrollo urbano de su zona.
Es así como a finales de los sesenta y principios de los setenta, la segunda generación que creció en la colonia Escuadrón 201 se sentiría copartícipe de los cambios. Provocando que la marginación que la caracterizó diera origen a la construcción de grandes lazos de amistad.
Esta apropiación del espacio también permitía que se realizaran fiestas organizadas por los jóvenes, como resultado de la solidaridad que caracterizaba a sus habitantes; se realizaban bailes denominados “Tiviris” o “tiviri tavara”, donde cualquiera que llegaba (de los habitantes de la colonia) pagaba una pequeña cantidad por estar en el baile todo el tiempo que deseara; igualmente cuando se realizaban reuniones, el discjockey invitaba a todos a la fiesta y, cuando era navidad o posadas, se cerraban calles para que todas las familias que vivían en ellas se incorporaran al festejo. A esta unión contribuyó el hecho de que varios integrantes de una misma familia vivieran en la misma cuadra (Cf. Cornejo, 1956).
En las décadas de los sesenta y setenta inicia la instalación del drenaje, el encarpetado de las calles, las banquetas y la instalación de la luz pública, el centro de trabajo, el centro de convivencia social y posteriormente la construcción del mercado (Cf. Entrevistas a habitantes de la colonia). Es así como la Escuadrón 201 logró su homogeneización con las colonias que la rodeaban en lo que refiere a su infraestructura; además, consolidó su urbanización y se convirtió en una colonia popular de alta densidad. (CONAPO, 2003).
Es por esta razón que la mayoría de los entrevistados pertenecientes a la primera y segunda generación de habitantes en la colonia hablan de una evolución de la colonia, pues mejoró el nivel de vida en diversos ámbitos: equipamiento, servicios y nivel socioeconómico. Las palabras de algunos de los entrevistados expresan orgullo y profunda apropiación del espacio: “Esta colonia con una historia tan bonita”.
Para en la década de los ochenta sucedieron varias modificaciones, tales como la construcción del monumento en honor a los integrantes del Escuadrón Militar Aéreo 201, el cambio de nombre de sus calles (que dejaron de ser sures para convertirse en nombres de los integrantes del mismo Escuadrón aéreo).
Es necesario destacar dos funciones esenciales del citado monumento: la principal, hacer homenaje al Escuadrón 201, y al mismo tiempo, motivo de orgullo para los habitantes, pues en éste se refleja tanto la historia del Escuadrón como la lucha con que se originó esta colonia.


Monumento a los integrantes del Escuadrón Aéreo 201 del Ejercito Mexicano

También fue durante los ochenta que comenzó a darse la apertura de la colonia hacia el exterior, gracias a diversos hechos; uno de ellos fue la creación del Eje 3, ampliación de lo que anteriormente era la Avenida 5 que, a partir de ese momento, será parte del Eje 3 sur. Otro hecho significativo fue la apertura de la calle Agustín Yáñez (mejor conocida como Rosales, por parte de los habitantes), que actualmente comunica Avenida de La Viga con el eje mencionado.
Después de estos cambios, vino la gran obra: el metro que se construyó a finales de la misma década y fue inaugurada en 1991, dentro del que una de las estaciones lleva el nombre de la colonia “Escuadrón 201”. Actualmente se acaba de terminar el puente que libra al Eje 3 del cruce de Avenida Iztapalapa, que se origina en la colonia.
Además, durante los ochenta empezarán los cambios poblacionales de la colonia, ya que algunos de sus integrantes se convertirán en padres de familia y buscarán nuevos espacios de residencia; mientras que algunas de las personas mayores se fueron a vivir con los hijos y vendieron o rentaron su propiedad, y otros más abandonarán los espacios públicos por cuestiones de edad o falta de tiempo puesto que estudian o trabajan todo el día y no tiene tiempo para frecuentar estos espacios; situación que se presenta sobre todo entre las generaciones jóvenes y los nuevos habitantes. Situación que se unirá al aumento del tránsito tanto de autos como de personas por las calles de ésta.
Todos estos fenómenos han provocado el abandono, tanto de las calles como de las zonas de convivencia; como por ejemplo, el deportivo Ignacio Zaragoza, que ahora es visitado no sólo por los habitantes de la colonia sino también por los colonos de los barrios vecinos. Junto a este se ubica la sala de cine del mismo deportivo, que se encontraba abandonada hasta 2005 y que ha sido convertida en un centro cultural, y el velatorio que dejó de servir a todo el público y ahora está bajo la dirección y uso del Gobierno del Distrito federal.


Velatorio ubicado en la parte posterior del centro Ignacio Zaragoza


Antiguo cine, actualmente Centro Cultural Fausto Vega

Otra muestra del abandono de las calles por parte de sus habitantes se presenta en la ocupación en aumento del comercio informal.
Una evidencia más del olvido de la 201 es su despoblamiento, pues de haber contado con cerca de 28,000 habitantes en 1956 según el conteo del Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática (INEGI), su población para 1995 fue de 15,749, y para el año 2000 llegó a los 15,019 habitantes.
Características actuales de su población

Tamaño y crecimiento
De acuerdo con los datos y la información obtenida a través de documentos y en las entrevistas, la colonia tuvo un periodo de crecimiento acelerado en sus inicios (Cornejo, 1956), hasta mediados de los setenta y principios de los ochenta; época en la inició su despoblamiento, sumado a la presión de diversos espacios habitacionales para ser utilizados como bodegas o locales comerciales.
Por ello ahora, para un buen número de sus habitantes, resulta incómoda la invasión del espacio por parte del comercio informal, que ocupa una parte importante de la colonia (la parte central denominada el corazón de la colonia); y que ha llevado a muchos pobladores a “malbaratar sus casas” o a abandonarlas; siendo éste otro de los factores del despoblamiento.

Población por edad
Otro elemento en el que este despoblamiento se refleja, es la disminución de niños (con un promedio de 7.5% del total de la población, mientras que en el D.F. es cercano al 9% de la población total, por rango de edad) y el envejecimiento de la población (12% para la colonia y 8.55% para el D.F.) (Fuente: Cornejo, 1956 y SINCE, 1995 y 2002).

Escolaridad
Y un aumento de su escolaridad. La colonia se acerca más a lo que sucede en zonas más escolarizadas de la ciudad, que a la situación que caracteriza a esta delegación, puesto que su nivel de escolaridad es mayor al promedio de la delegación (Fuente: SINCE, 1995 y 2002)

Población Económicamente Activa (PEA)
Su PEA se ha modificado, puesto que en sus inicios la colonia era parte del sector popular, ya que la mayoría de sus empleados se encontraban laborando en el sector secundario como obreros. (Cornejo, 1956). Pero con el avanzar de las décadas los habitantes han adquirido mayor preparación, como lo muestran la disminución del analfabetismo, y el nivel socioeconómico ha dejado de ser netamente popular para ubicarse un poco más arriba; como lo muestra la clasificación que realiza una empresa especializada en estudios de mercado. (Cf. Bimsa, 1998: 126).
El sector en el que se encuentra empleada la población ha cambiado, la mayoría se encuentra ocupada tanto a nivel delegacional, como en la colonia, en el sector terciario, es decir; en servicios. (Cf. Cuaderno delegacional INEGI, 1995).
Esta PEA empieza a mostrar un ligero ascenso, pues una parte importante de ella se ubica en el rango de entre dos a cincos salarios mínimos (38.2%) (SINCE, 1995 y 2002).
Sin embargo, esta situación no ha sido igual para las mujeres y los hombres, a pesar de que en la colonia las cifras son más cercanas a lo que sucede en el D.F. que en la delegación (Fuente: SINCE, 1995 y 2002).
Todos estos datos muestran que la colonia ha empezado a aumentar su nivel de vida.
Filiación religiosa
No es de sorprender que la mayoría de la población en la colonia sea católica, ya que por su origen (la mayoría de la población llegó de provincia) y construcción del primer templo religioso, esta religión ha predominado y se mantenga (92.1%) (Fuente: SINCE, 1995 y 2002).


Vista frontal de iglesia católica dedicada a la Virgen de la Purísima


En la calle Alfonso del Toro, junto al monumento en honor al Escuadrón 201, también está un pequeño nicho dedicado a la Virgen, junto hay bancas en muy buenas condiciones.
Todo esto refleja, no sólo en cifras sino también en la cotidianeidad de la Colonia Escuadrón 201, el predominio del culto católico.

Equipamiento
La situación de la colonia es ligeramente superior al del resto de la delegación; ya que cuentan con una gran cantidad de escuelas públicas (dos estancias infantiles, una estancia y preescolar, un preescolar y seis escuelas primarias), que reciben estudiantes de varias colonias vecinas; así como un centro deportivo y otro de trabajo, donde se llevan a cabo diversas actividades recreativas y de apoyo a la economía familiar. Dichos centros captan habitantes de la propia colonia y una gran cantidad de las colonias vecinas.
Un elemento más son sus canchas de futbol; una de las cuales se ubica en la zona central y es sumamente concurrida.
Finalmente la Escuadrón 201, cuenta con tres áreas verdes que la atraviesan de oriente a poniente, donde se encuentran zonas de juegos infantiles, canchas de básquetbol y en uno de estos espacios, junto a la cancha de futbol rápido, cuenta con una lechería Liconsa; en otro de los extremos de estas zonas  hay un centro en el que se realizan actividades para adultos, tanto de la colonia como de fuera de ella.
Por todo lo anterior, la colonia está en un punto intermedio entre el sector popular y el nivel medio dentro de las áreas que constituyen a la  Ciudad de México, pero este aumento del nivel de vida no llego solo, pues vino acompañado de nuevas dificultades que representan nuevas dificultades para la convivencia social en la colonia.

Principales problemáticas

El comercio informal
En esta colonia existe una cantidad considerable de puestos de comercio informal, que cubre varias cuadras de la zona centro.
    Este comercio se ha convertido en un punto de tensión entre las autoridades y los habitantes, ya que estos últimos se sienten invadidos por los puestos y han demandado regulación de esta actividad, pero se han enfrentado a la falta de respuesta de los representantes de la delegación a la que pertenecen; a las que señalan por su falta de apoyo para solucionar el problema y también por su complicidad en e apoyo a la ampliación de este tipo de comercio.
    Los principales efectos de este comercio para los habitantes son el aumento de delincuencia, que se produce principalmente porque los puestos informales se han quedado de fijo en las calles centrales, y en las noches son ocupados por indigentes, teporochos, y delincuentes. Para ellos la mejor muestra de lo peligros que resulta caminar por la zona ocupada ha sido una violación y un homicidio, que se han producido en esta zona.
Otro de los efectos de dicho comercio ha sido el aumento de droga, puesto que el comercio informal no permite el control del espacio y, junto con ello el control del actuar de los habitantes, principalmente de los jóvenes que radican dentro de la colonia.
Por último, otro de los grandes problemas de este comercio es la contaminación tanto de las calles, porque los comerciantes no recogen su basura, como de tipo ambiental, puesto que varios de estos puestos venden música que ponen a alto volumen.

Las vías de comunicación
Otro problema mencionado de manera reiterada por los habitantes es el efecto que tuvieron las vías de comunicación, de las que un número importante los rodea: La avenida Ermita Iztapalapa se ubica en su extremo sur, en el norte la avenida Río Churubusco, en su extremo oriente el Eje 3 sur o Avenida 5, y a la mitad de ella, cruza la calle Agustín Yáñez, que llega hasta Avenida la Viga.
Todas estas vialidades cuentan con transporte público, que comprende desde microbuses hasta trolebuses. En la esquina que forman la calle Agustín Yánez y el Eje 3 sur o Avenida 5 se ubica una estación de la línea ocho del metro, cuyo nombre es Escuadrón 201.
Para finalizar, es importante mencionar que hace unos años se construyó un puente que tiene la función de libramiento del Eje 3 sur, que atraviesa de oriente a poniente la avenida Ermita Iztapalapa a la altura de esta colonia.
Estas vías y medios de comunicación han traído a la colonia una apertura que la está desarticulando, puesto que sus habitantes desconocen la mayoría de la población que ingresa y circula por este espacio.
Este elemento no sería relevante, a no ser porque precisamente el anonimato es un espacio de oportunidad para todo tipo de robo. Y este factor aumenta cuando hablamos de un área con altos niveles de comercio, tanto de tipo formal como informal. Por todo ello la colonia vive una situación de inseguridad, que afecta principalmente a los nuevos habitantes de la colonia o a quien llega a visitarla, pero tampoco excluye del todo a los antiguos habitantes.

Resumen
Este boceto expone una colonia que inició con enormes dificultades, enfrentando a autoridades locales e incluso federales. Situación que consolidó su identidad y sirvió para que pudiera organizarse y gestionar un fuerte equipamiento en la década de los setenta.
Actualmente  cuenta con un nivel socioeconómico distinto al que caracteriza a la delegación donde se ubica, y se acerca más al promedio del Distrito Federal, con lo cual podemos hablar de un cambio en el espacio y en la población de la colonia; sin embargo, dicho cambio no ha sido del todo positivo pues se ha traducido en un aumento del nivel socioeconómico de sus habitantes, pero también en su despoblamiento, desarticulación del espacio, deterioro de las áreas públicas, aumento de la inseguridad pública y una enorme presión por parte del comercio informal para ampliarse.
Por ello esta colonia también puede ser analizada a partir del impacto de las obras públicas en un espacio que contiene muchas ventajas de equipamiento material de tipo urbano, que han sido uno de los factores del deterioro de sus bienes comunitarios, como por ejemplo la identidad entre los habitantes, que podría ayudar a fortalecer la convivencia, pero que en esta colonia no fue evaluado en el momento de dotarla del equipamiento urbano que con el que ahora cuenta.





Bibliografía


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Sistema para la Consulta de Información Censal (SINCE) (1986), Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI),  México.

- (2001), Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI),  México.

Cisneros Sosa, Armando, 1993, La ciudad que construimos, UAM, México.

CONAPO (2003), Escenarios demográficos y urbanos de la Zona Metropolitana
de la Ciudad de México, 1990-2010, Consejo nacional de población, México.

Cornejo Cabrera Ezequiel (1956) “La colonia proletaria Escuadrón 201” en Instituto de Investigaciones Sociales, Tomo 2, Universidad de Nuevo León, México.

Dirección General de Desarrollo Urbano, Delegación Iztapalapa, México, 2003.

Excélsior. “16 heridos en terrible safarrancho” Excélsior, 2ª sección, 4 diciembre 1947.

- “24 heridos en reñido tiroteo entre colonos y policías” Excélsior, 2ª Parte de la 1ª sección, 9 junio 1949.

INEGI (1984), Anuario estadístico del Distrito Federal, México.

− 1989, Anuario estadístico del Distrito Federal, México.

− 1990, Anuario estadístico del Distrito Federal, México.

− 1995, Anuario estadístico del Distrito Federal, México.

− 1996, Anuario estadístico del Distrito Federal, México.

− 1997, Anuario estadístico del Distrito Federal, México.

− 1998, Anuario estadístico del Distrito Federal, México.

− 1999, Anuario estadístico del Distrito Federal, México.

− 2000, Anuario estadístico del Distrito Federal, México.

− 2001, Anuario estadístico del Distrito Federal, México.

− 2002, Anuario estadístico del Distrito Federal, México.

Órgano de información vecinal no. 1. “Historia de la colonia Escuadrón 201” Órgano de información vecinal, no. Cero s/año.



viernes, 8 de febrero de 2013

Torres, ciudad compacta y Miguel Ángel Mancera

Torres, ciudad compacta y Miguel Ángel Mancera

Las ciudades de los países poderosos (Los Ángeles, Chicago, Miami, París, Londres), en general se han extendido mucho por el territorio que las circundaba debido al uso del automóvil y los trenes de cercanías; a causa de las políticas de desarrollo urbano de los últimos 30 años. La urbanización del campo junto a la ciudad es en el mundo uno de los mayores negocios inmobiliarios; el cambio en el uso del suelo es generalmente el gran negocio inmobiliario. La suburbia es una creación de la postguerra, de los 30 años gloriosos(1945-1975), que resultó en una urbanización que consume demasiado tiempo social y energía (más de 4 horas diarias dedicadas a la movilidad y demasiada gasolina diaria). Esta dispersión urbana se ha reproducido también en las ciudades de los países subdesarrollados o emergentes, como la Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey y otras, con efectos sociales y ambientales devastadores. La urbanización moderna se ha convertido en gran enemiga de la Ciudad, entendida ésta como un lugar de creación de cultura y de Buen Vivir.

El Final del Petróleo Barato (Peak Oil) y el Desastre Climático, han llevado a ciertos ecologistas y ambientalistas internacionales a plantear la urgencia de realizar un gran viraje en la política urbana hacia un modelo calificado como "ciudad compacta", con el propósito de frenar el crecimiento de la mancha urbana (el urban sprawl), y reducir el consumo de energía, las emisiones de gases o contaminaciones y el tiempo perdido diariamente en la movilidad urbana. Sin embargo, no hay algo que se parezca a un consenso internacional sobre cómo realizar este gran cambio en la política urbanizadora, con beneficio para el ambiente y los dones de la Naturaleza, ya que hay muchas maneras de compactar a una ciudad; no hay consenso amplio sobre cómo crear una Ecociudad aunque hay muchas organizaciones que lo pretenden. Hay formas de compactar que tienen afectaciones sociales y ambientales menores, y hay otras formas de compactar que tienen enormes afectaciones, como la construcción de grandes torres. El gran problema reside en que las compactaciones que tienen menos afectaciones sociales y ambientales (descrecimiento) no representan grandes negocios para los inversionistas mayores, por lo que tienden a prevalecer las compactaciones de muy alto impacto social y ambiental, sobre todo en los países emergentes.

En los últimos 20 años han dominado en la ciudad de México las propuestas de compactación que implican la prohibición de construir edificaciones mayores en las demarcaciones de la periferia (Bando 2 de López Obrador), sin embargo, en los últimos años han prosperado las propuestas de compactación que implican la construcción de torres de 30, 50, 80 pisos: la verticalización salvaje de la ciudad, tal como se ejecuta en China (Shanghai, Hong Kong y otras) o en Singapur, Canadá, EUA. En los 90, aparecieron: la Torre Águila (rechazada por los vecinos) y el proyecto Reichmann (más de 30 proyectos) que condujo a la construcción de la muy repudiada Torre Mayor. Luego, en este siglo, la Torre Bicentenario del Arq. Gamboa de Buen (Danhos) y ahora la "Ciudad Progresiva"en el Xoco, promovida por Marcelo Ebrard. La mundialización exige cada día más grandes torres en todas las ciudades, para "impulsar la competitividad". En efecto, las torres reportan a sus propietarios muy altos rendimientos financieros y resultan ideales para los inversionistas que no viven en la ciudad: los grandes inversionistas. La arrogancia financiera periódicamente le impone a la ciudad una nueva gran torre, emblemática de su poderío.

El gran inconveniente de las torres es que tienen un excesivo impacto urbano, social y ambiental debido al cambio radical que introducen en los valores inmobiliarios en la zona urbana donde se construyen (burbuja inmobiliaria); al elevarse radicalmente los precios de los terrenos en su cercanía inducen un"huracán urbano" que se refleja en un sostenido cambio en el uso del suelo en los siguientes lustros. El disparo en los valores inmobiliarios en la zona afectada tiene como resultado primario el de eliminar la vivienda y los servicios económicos; los antiguos residentes son deportados del barrio o colonia afectada, por el radical aumento en el costo de la vida; estos cambios provocan cíclicamente la construcción en la zona de nuevas torres y megaproyectos; los nuevos residentes y usuarios de la torre deben adoptar entonces un modo de vida despilfarradora, ya que implica muy elevados desperdicios de agua, energía y otros materiales. Los habitantes de la ciudad pierden el amor por su barrio o colonia y generalmente cambian en pocos años de lugar de residencia. Se aniquila el arraigo de los vecinos y se disparan las conductas inciviles o anti ecológicas; se dispara la inseguridad en la zona. Los usuarios de las torres de oficinas residen habitualmente, en promedio, a unos 20 km de la misma, lo que representa un enorme impacto en la movilidad urbana. La alteración urbana creada por las torres a su alrededor se degrada rápidamente después de unos 10-20 años (pico del huracán urbanizador), y requiere entonces de enormes subsidios municipales para su rescate. Los primeros 30 años de la Torre Latinoamericana coinciden con el período de mayor despoblamiento y degradación del Centro Histórico que registra más de 40 años de programas de rescate de esta zona. Las torres son enemigas de la vida dentro y fuera de ellas.

Estas edificaciones a gran altura tienen el efecto de una bomba atómica que explotara en cámara lenta a lo largo de una generación (20-30 años); son tan insostenibles que resultan en el mediano plazo el peor negocio para la ciudad, ya que los rendimientos que producen a sus propietarios tienen su origen en las muy severas afectaciones sociales y ambientales que deben pagar las futuras generaciones de la ciudad y los que no son propietarios de torres en esta ciudad (99.9999% de la población). La tesorería de la ciudad debe elevar frecuentemente los impuestos a todos los habitantes para poder solventar los enormes costos urbanos provocados por el funcionamiento de las torres y otros megaservicios. Ni siquiera con tasas que duplicaran las tasas catastrales de casas de lujo podrían llegarse a compensar los daños que ocasionan las torres al erario de la ciudad. El Final del Petróleo Barato (Peak Oil) y el Desastre Climático pueden convertir a estas infraestructuras en elefantes blancos en algunos lustros. La ciudad compacta que se podría crear en la Ciudad de México, por la construcción de torres de gran altura, podría implicar la construcción de tal vez algunas centenas de megaproyectos, mientras que la generada por acciones constructivas semi artesanales (remodelaciones de casas y edificios, con bajo impacto ambiental) podría implicar la realización de tal vez algunos cientos de miles de micro proyectos, con grandes beneficios sociales y ambientales.

Miguel Ángel Mancera y Simón Neumann, destacado empresario del ramo inmobiliario ahora en la titularidad de la secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda, SEDUVI, por lo visto quieren crear una ciudad compacta que beneficie sobre todo a la gran empresa constructora e inmobiliaria que utiliza obreros, técnicos y tecnologías mundializados, sin importar que tienen un excesivo impacto urbano, social y ambiental, como se ha demostrado en el mundo entero. El desarrollo sustentable del que hablan, consiste en el mismo viejo y sucio desarrollo de siempre, simplemente pintado de verde como cualquier microbús. No hay una ciudad de los países desarrollados que tenga bajos consumos per cápita de agua, energía o bajas emisiones de gases o humos o alta generación de empleos por capital invertido. Todo indica que se prepara una gran sorpresa para los vecinos de la ciudad de México.