30/03/2009 | Ricom
Terra.-Desde el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, se proyecto la construccion del Eje troncal Metropolitano el cual consistía en un eje vial que corriera "sin semaforos" desde Xochimilco hasta Ecatepec.
No se puede negar que algunas obras han sido muy afortunadas y hasta impresionantes, como el distribuidor de Zaragoza y el eje 3 Oriente(junto a la Tapo), pero desde la avenida Ermita Iztapalapa hacia el sur, la mayoría son puentes a los que la carga de tráfico vehicular rebasa por mucho.
Esto aunado a la discrecionalidad con que son manejados los semáforos que quedan sobre el eje 3 oriente, hacen que una ruta afectada hoy por las obras de la línea 12 del metro se vuelva un callejon sin salida.
Me refiero especificamente al semáforo ubicado en donde está la estación del metro Escuadron 201.
Desde el viernes pasado algún brillante servidor público decidió que el tiempo del semáforo debe dar preferencia a la calle que atraviesa el eje, llamada Agustín Yañez, la cual es de cuatro carriles, dos de ida y dos de vuelta, y deja unos segundos solamente al eje 3 oriente que es una avenida de ocho carriles, también disminuída por la Base que hacen los microbuses y autobuses que corren sobre el mencionado eje, sobre todo de norte a sur.
Y peor aun los policías manejan el semáforo por las noches a su total discreción.
El día de hoy por la mañana la fila de ese semáforo llegaba hacia el sur hasta la avenida Taxqueña, lo cual es una fila de cuatro kilometros aproximadamente, lo que ocasiona que un recorrido normal de 10 minutos se convierta en un recorrido de 40 minutos o más.
Deberían reglamentar que las opiniones de los vecinos del rumbo sean tomadas en cuenta para las obras, pues los proyectos son muchas veces elaborados por gente que no conoce ni ha transitado por el rumbo y toman desiciones sin conocer el área y supongo que sin hacer los estudios pertinentes, perjudicando a mucha gente con sus decisiones y cierres arbitrarios de las calles sin ofrecer alternativas viables.
Claro, como ellos ya no vuelven a pasar por el rumbo no les importa.
Los vecinos del sur de la cuidad hemos aguantado obra tras obra, puente tras puente,(todavía no entiendo como una avenida de ocho carriles se puede convertir en un puente de cuatro carriles, Ermita convertido en un embudo en pocas palabras) y ahora nos toca la línea 12 del metro, sólo falta sobrevivir a un infarto o al estrés para presenciar que esas nuevas obras funcionen mejor que las ya terminadas, ojalá así sea.
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