sábado, 11 de abril de 2009

Importancia ecológica y Riesgos en el Cerro de Guadalupe de la Sierra de Santa Catarina.


Josué Campos Palacios, Biólogo

 

La Sierra de Santa Catarina es vital para el bienestar de los habitantes del Oriente de la Ciudad de México, en especial para los pueblos y colonias de Tláhuac por los servicios ambientales que presta. El funcionamiento natural de los ecosistemas y agroecosistemas es fundamental para el mantenimiento del ciclo hidrológico de la demarcación, ya que allí se realiza la mayor recarga del acuífero en el Oriente de la Ciudad. Además, la vegetación natural regula los escurrimientos superficiales y protege el suelo de la erosión hídrica y eólica. Asimismo, es una región de alto valor para la conservación de la diversidad biológica, especialmente por la diversidad de tipos de vegetación que contiene y su riqueza faunística. En relación con las actividades productivas, la agricultura y la ganadería ocupan una proporción significativa de las actividades de la población que habita la zona rural de Tláhuac. En la Sierra de Santa Catarina se generan bienes y servicios ambientales, que son imprescindibles para la viabilidad de la zona Oriente de la Ciudad de México. Entre estos sobresalen, en primer término, la recarga del acuífero, la captación de partículas suspendidas, la producción de oxigeno y la captura de carbona (indispensable para contener y mitigar el impacto del cambio climático), la regulación climática y microclimática, la mitigación de la contaminación auditiva, la retención de suelo tertil, así como su función como espacios de esparcimiento turísticos y culturales.

 

Un proyecto industrial como el Centro Integral de Reciclaje y Energía (ClRE) en Tlaltenco traería consigo una serie de problemas no sólo ambientales, sino sociales y de salud para la población. Un proyecto de este tipo impulsaría a que la urbanización se desplace hacia las zonas rurales, expansión que demandaría una serie de servicios provenientes en gran medida del mismo Cerro de Guadalupe y de la Sierra en general, lo que se traduce en continuo cambio de uso del suelo y deterioro de los principales recursos naturales como la sobreexplotación de los mantos acuíferos y alteración del ciclo hidrológico, la perdida de superficie por cambio de uso del suelo, afectación de la cubierta vegetal, compactación y contaminación del suelo, modificación de microclimas y erosión de suelos, perdida de la vegetación natural y biodiversidad, disminución de especies de flora y fauna silvestre. Además de contaminación del suelo, contaminación del agua debido a infiltración de sustancias toxicas, contaminación del aire por gases como el metano, tránsito de vehículos pesados, ruido, y pérdida de áreas verdes, sin contar, sobre todo, el riesgo de perder de manera irreversible el patrimonio colectivo de los pueblos originarios.

 

La población de la zona Oriente de la Ciudad de México se encuentra en una situación de vulnerabilidad, que se traduce en la sobreexplotación de los recursos naturales y la degradación del medio ambiente, así como un grave desafío en la calidad de vida de los habitantes de la Ciudad de México.

 

Tláhuac es una delegación que se encuentra en transición entre un esquema rural a uno urbano, que se ubica entre una delegación completamente urbanizada como Iztapalapa y otra totalmente rural como Milpa Alta. Juega un papel fundamental en la ecología de la ciudad por la recarga del acuífero dado en el Suelo de Conservación, por sus zonas de producción agropecuaria y por contener parte de la Sierra de Santa Catarina, barrera importante al crecimiento urbano de Iztapalapa.

 

La Sierra de Santa Catarina en Tláhuac es de gran importancia, principalmente por captar agua para los mantos freáticos de la ciudad, razón por la cual debe protegerse (SIDESO, 1997).

 

La Sierra de Santa Catarina es un espacio físico natural en donde los ambientes originales no han sido significativamente alterados por 1as actividades del hombre, 0 que requieren ser preservados 0 restaurados, por su estructura y función, para la recarga del acuífero y la preservación de la biodiversidad. La Sierra es un área que, por sus características ecogeográficas, su contenido de especies, los bienes y servicios ambientales y culturales que proporcionan a la población hacen imprescindible su preservación.

 

Los cerros y lomas que la conforman favorecen la captación e infiltración del agua de lluvia que recarga el manto acuífero, el cual contribuye de manera significativa al abastecimiento de este liquido a la población.

 

La Sierra alberga además el patrimonio biológico de la región, además de su importancia en la generación de oxigeno, captura de bióxido de carbona y otros servicios ambientales que permiten el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes de Tláhuac.

 

Descripción y características de la zona

 

Durante la época de lluvias, se presentan nos intermitentes y canales; los volcanes de tefra y derrames lávicos en la Sierra de Santa Catarina infiltran hasta el 50% de la precipitación, sin embargo, la elevada evaporación y escasa precipitación impiden la acumulación de cuerpos de agua importantes.

 

Como consecuencia de lo anterior, 1as condiciones climáticas determinaron la vegetación característica de la Sierra. En cuanto a vegetación la Sierra de Santa Catarina se ubica en la Región Mesoamericana de Montana, como parte de la Provincia de 1as Serranías Meridionales, a la cual se adscribe el Eje Volcánico Transversal, que incluye las elevaciones más altas de México, así como áreas montañosas aisladas, propiciando el desarrollo de numerosos endemismos.

 

En la Sierra se distinguen dos tipos de vegetación: el matorral, que se desarrolla en las porciones más secas del Area Natural Protegida y agrupa comunidades arbustivas, en ocasiones acompañadas por arboles bajos y dispersos, dominan la siempreviva (Sedum praealtum), nolina (Nolina parviflora), palo loco (Pittocaulon praecox), tepozan (Buddleia cordata y B. parviflora), nopal chamacuero (Opuntia tormentosa) y el huizache (Acacia famesiana).

 

El pastizal, que se localiza en zonas más bajas, sobre todo en la franja sur de la Sierra; no presenta una composición florística constante, predominan especies de pastos anuales como Aristida adscensionis y Bouteloua simplex, a menudo con ejemplares de pini (Schinus molle); en algunos sitios se mezcla con arbustos propios del matorral xerofilo. La Sierra está representada por 241 especies, distribuidas en 73 familias; la familia mejor representada es Asteraceae con 45 especies. Del total registrado, aproximadamente el 90.5% son nativas, como el palo dulce (Eysenhardtia polystachya), sumaco (Rhus standleyi) y membrillo cimarron (Condalia mexicana); eI6.9% se consideran naturalizadas y el 1.5% introducidas, como es el caso del cedro blanco (Cupressus lusitanica), negundo (Acer negundo) y el encino (Quercus laeta); y el 1.1 % restante, son especies exóticas, como el eucalipto (Eucalyptus camaldulensis).

 

Por lo que respecta a fauna, y de acuerdo con el Estudio Justificativo realizado por la Dirección General de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural se registran 65 especies de vertebrados; 2 de anfibios, 14 de reptiles, 30 de aves y 19 de mamíferos.

 

De acuerdo con la NOM-059-SEMARNAT-2001, 3 especies de reptiles se encuentran Amenazadas, el falso camaleón (Phrynosoma orbiculare); el cincuate (Pituophis deppei); y la culebra listonada (Thamnophis eques); 5 están Sujetas a Protección Especial, falso escorpión (Barisia imbricata); lagartija escamosa de mezquite (Sceloporus grammicus); víbora de cascabel cola negra (Crotalus molossus); cascabel pigmea (Sistrurus ravus) y culebra parchada (Salvadora bairdi). Entre las aves, destacan el halcón peregrino (Falco peregrinus) y el clarinjilguero (Myadestes occidentalis), ambos Sujetos a Protección Especial; y el Chipe de Tolmiei (Oporomis tolmiei), que se registra como Amenazada. Respecto a mamíferos, está el murciélago hocicudo (Leptonycteris curasoae) que se encuentra con la categoría de Amenazada.

 

Debido a sus características físicas y a su ubicación, la Sierra presenta escasez hídrica ya que la precipitación, además de ser baja, se concentra en solo cinco meses del año. Sin embargo, se calcula que en esta época la capacidad de infiltración al manto acuífero equivale a 150% y esto es importante ya que es una de las dos zonas al oriente de la Ciudad, junto con el Cerro de la Estrella, que cumplen con esta función.

 

El material litológico y el tipo de suelo convirtieron a la Sierra en una zona importante para la extracción de materiales de construcción -banco de materiales- entre ellos arena, grava, tezontle y, en menor medida, gravilla y balastro. La minería fue una de las actividades que, aunque no se desarrollo propiamente dentro del Area Natural Protegida, ocasiono severos impactos en la geomorfología de la zona, la cual fue afectada por numerosos caminos y veredas para el transporte de estos materiales y, en algunos sitios, por los depósitos de materiales extraídos de las minas. En este sentido, los impactos provocados son: modificación del patrón de escurrimiento superficial por extracción de material litológico y disminución en la filtración del agua al subsuelo, con los que se elimina la capa fértil del suelo y, por lo tanto, la cubierta vegetal. La afectación es prácticamente irreversible y los trabajos de restauración representan costos extremadamente altos. Por lo anterior, resulta importante proteger las zonas identificadas como de alto riesgo de erosión, realizando actividades de prevención y control, así como obras de captación de agua y proyectos orientados a la restauración ecológica. Un manejo que permita una mayor retención del suelo y el incremento de la cobertura vegetal, favorecen la captación y retención del agua para su infiltración al manto freático.

 

Bienes y servicios ambientales

 

El ecosistema natural de la Sierra de Santa Catarina, es vital porque aporta servicios ambientales que significan la sobrevivencia de la población que habita en la zona Oriente del área metropolitana; por la conservación de la biodiversidad de la región; y por ser el espacio en el cual se realizan las actividades económicas de subsistencia para pueblos y colonias de la demarcación. En la Sierra de Santa Catarina se generan bienes y servicios ambientales, que son imprescindibles para la viabilidad de la zona metropolitana de la Ciudad de México. Entre estos sobresalen, en primer término, la recarga del acuífero (en el Suelo de Conservación se capta la mayor parte del agua que se recarga a los mantos acuíferos del Valle de México), la captación de partículas suspendidas, la producción de oxigeno y la captura de carbona (indispensable para contener y mitigar el impacto del cambio climático), la regulación climática y microclimática, la mitigación de la contaminación auditiva, la retención de suelo fértil, así como su función como espacios de esparcimiento turísticos y culturales.

 

La problemática

 

Las limitaciones y problemática que implica evaluar la perdida de espacios ecológicos consiste en no contar con información actualizada de tipo cartográfica que vaya a la par del desarrollo y crecimiento de los procesos socioeconómicos que están insertos en la dinámica de la ampliación de la mancha urbana y que se dan de manera intensiva modificando de manera acelerada las condiciones agro ecológicas por el intensivo e inadecuada planificación del crecimiento urbano industrial.

 

La perdida de espacios agroecológicos como ocurriría en la Sierra no debe entenderse únicamente como la pérdida de un espacio físico, sino que comprende un grave problema de tipo social en que no sólo se degrada el suelo productivo y ecológico sino que se provoca la desertización social de zonas productivas y se abandonan estrategias de revalorización de recursos, lo que da pauta para que dichos espacios queden sin expectativas de aprovechamiento racional y en conservación.

 

La Ley ambiental del Distrito Federal publicada en la Gaceta Oficial del Distrito Federal el 13 de enero del 2000 establecía que la conservación y el manejo sustentable de los recursos naturales del Distrito Federal deberían prevalecer sobre cualquier otro tipo de uso y destino que se pretenda asignar. Además se involucra a las autoridades y a la sociedad, para asumir en corresponsabilidad la protección del ambiente y el mejoramiento de la calidad del aire, del agua y del suelo del Distrito Federal, con el fin de proteger la salud humana y elevar el nivel de vida de su población. Dicha ley establece en su artículo 20 que toda persona tiene derecho a gozar de un ambiente sana y adecuado para su desarrollo, salud y bienestar, y tienen también derecho de exigir a las autoridades el respeto a este derecho.

 

La Ley también dice (artículo 105) que corresponde al Gobierno del Distrito Federal y a la sociedad la protección de los elementos hidrológicos, ecosistemas acuáticos y del equilibrio de los recursos naturales que intervienen en su ciclo y que para mantener la integridad y el equilibrio de los elementos naturales que intervienen en el ciclo hidrológico, se deberá considerar la protección de suelos, así como el mantenimiento de caudales básicos y fuentes naturales de las corrientes de agua, para mantener la capacidad de recarga de los acuíferos.

 

El artículo 107 de dicha Ley considera proteger las zonas de recarga y promover acciones para el ahorro y uso eficiente del agua, el tratamiento de aguas residuales y su reutilización, asi como la captación y aprovechamiento de las aguas pluviales

 

Sin embargo, a pesar de las leyes, decretos y estudios definidos con respecto a la región no ha sido suficiente el esfuerzo por unificar los criterios que conlleven a una toma de decisiones empáticamente amigable con el ambiente.

 

La presencia de un complejo industrial como el CIRE que se plantea construir en Tlaltenco ó cualquier desarrollos inmobiliario, contribuiría a que la urbanización se desplace hacia las zonas rurales, expansión que demandaría una serie de servicios provenientes en gran medida del mismo Cerro de Guadalupe y de la Sierra en general, lo que se traduce en continuo cambio de uso del suelo y deterioro de los principales recursos naturales, a saber:

 

Sobreexplotación de los mantos acuíferos y alteración del ciclo hidrológico.

Pérdida de superficie por cambio de uso de suelo.

Afectación de la cubierta vegetal, compactación y contaminación del suelo.

Modificación de microclimas y erosión de los suelos.

Pérdida de la vegetación natural y biodiversidad.

Disminución de especies de flora y fauna silvestre.


Tendencias y riesgos

 

De continuar con las dinámicas actuales de crecimiento urbano como el proyecto del CIRE en la Sierra de Santa Catarina, los bienes y servicios ambientales, de los cuales depende la gran parte de la Ciudad de México, se verán significativamente disminuidos en cantidad y calidad afectando severamente la calidad de vida de los habitantes de la Zona Metropolitana y en especial a los habitantes de Tláhuac y administraciones vecinas.

 

La demanda de agua en Tláhuac ha aumentado sostenidamente en los últimos años, llevando a una sobreexplotación de los mantos acuíferos y poniendo en riesgo la sobrevivencia de la demarcación.

 

Aunado a esto, la degradación de los ecosistemas y la pérdida de la cobertura vegetal disminuirán drásticamente el potencial para la infiltración natural hacia los mantos acuíferos y, consecuentemente, el aprovechamiento del agua pluvial.

 

En materia de biodiversidad se incrementaran el número de especies en peligro de extinción en la región y un desajuste en el balance ecosistemico, con lo que se ocasionara la aparición de nuevas plagas y enfermedades que afectan los cultivos y la vegetación en general de la zona.

 

Además, la calidad de vida de los habitantes en la region se verla afectada por la contaminación del suelo debido a la infiltración por la lluvia de sustancias tóxicas al subsuelo, contaminación del aire por gases como el metano, tránsito de vehículos pesados, ruido, y perdida de áreas verdes.

 

Por otra parte, el patrimonio colectivo de los pueblos originarios sobre sus tierras y sus recursos, as! como el control jurídico y legal, corre el riesgo de perderse de manera irreversible. Con ello, también se perdería el derecho al crecimiento natural de los pueblos, comunidades, ejidos y pequeñas propiedades rurales, lo que afectara la base socioecológica para la práctica de actividades agropecuarias y agroforestales que posibiliten el desarrollo económico y cultural sustentable de las comunidades vecinas de Tláhuac.




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