miércoles, 24 de febrero de 2010

Emerge nuevo lago en Chalco y Tláhuac

Necesario, desalojar a más de 120 mil habitantes para evitar una catástrofe, alertan.

MILENIO

El nacimiento de un nuevo lago en mil 500 hectáreas de tierra en Valle de Chalco y Tláhuac propiciará en los próximos cinco años el desalojo de más de 120 mil habitantes, los cuales se encuentran asentados en 12 colonias que se ubican en la parte más baja de la zona, o de lo contrario las pérdidas humanas y materiales pueden ser catastróficas por una gran inundación.
El nuevo cuerpo de agua tiene su origen en el hundimiento del suelo ocasionado a partir de la entrada en funcionamiento de 14 pozos construidos a principios de los 80. Es la batería de pozos denominada Sistema Mixquic-Santa Catarina, localizada a 400 metros de profundidad.
La magnitud del problema es mucho mayor que el que se vive en la parte oriente de este municipio con la fisura del río de La Compañía.
Hace tres años, los científicos del Centro de Geociencias de la UNAM, Dalia del Carmen Ortiz y Adrián Ortega, lo hicieron del conocimiento de las autoridades y recomendaron aquilatar los costos de realizar obras hidráulicas o reubicar a los habitantes.
Pese al tiempo transcurrido, ninguna de las dos alternativas ha sido tomada en cuenta, y es que en esa área el hundimiento del suelo se acrecienta y ocasiona el nacimiento del lago.
El estudio entregado a las autoridades en ese año, del cual MILENIO posee copia, revela que debido al hundimiento del suelo las fracturas en el canal de La Compañía serán más frecuentes por los grandes volúmenes de agua que arrastra.
Las colonias que se verán afectadas en los próximos cinco años son las ubicadas en Valle de Chalco: Américas I y II, María Isabel, Niños Héroes I y II, Alfredo Baranda y las secciones 1 a 4 de San Miguel Xico y las que se encuentran en la parte oriente de Tláhuac: La Habana y San José.
De esta última demarcación la afectación ocurre en alrededor de 25 hectáreas.
El hundimiento en esta parte alcanza una amplia zona, incluso la que corre hacia la autopista México-Puebla, donde se encuentran las colonias Avándaro y San Isidro, afectadas por las inundaciones.
Esas colonias de Tláhuac y Valle de Chalco en peligro de inundarse por el hundimiento del suelo se encuentran hoy a 12 metros por debajo del nivel original del terreno.
Es la parte occidental de Valle de Chalco donde los científicos han ubicado desde hace tres años los focos rojos.
La extracción del agua causó una transformación radical del suelo en las últimas dos décadas “con profundas implicaciones sociales y económicas asociadas al riesgo progresivo de subsidencia e inunda¬ciones”. Las autoridades nunca hicieron caso y la zona se pobló más.
Así dicen los científicos de Geociencias: “Los hundimientos son de hasta 40 centímetro por año en el centro de la planicie de Chalco y se estima que para 2015 serán de 15 metros”.
Una vez que inició el bombeo de esos pozos, a mitad de los 80, vino la deformación vertical del terreno y con ello hundimientos de hasta dos metros.
En el estudio entregado hace tres años se anotaba: “las predicciones numéricas estiman que para 2000 y 2010 los hundimientos totales serán de 11 y 15 metros”. Estos últimos, se prevé, se acumulen en cinco años.
A raíz de la entrada en operación de los 14 pozos se identificaron las áreas susceptibles de ser inundadas y se elaboró un mapa de peligros y estimaciones hasta el 2015. Las predicciones se han ido cumpliendo una a una.
Ese nuevo lago de Chalco, según el mismo estudio, ocupará alrededor de mil 500 hectáreas en esos suelos de Valle de Chalco y Tláhuac, con lo que “haría la zona urbana de mayor vulnerabilidad a las inundaciones”.
Se sugiere “considerar programas de mantenimiento y observación permanente en todos los canales”.
Lo sabían
A fines de los 80 las autoridades federales, estatales y municipales sabían que el suelo de Valle de Chaco era inhabitable.
La solución es el reacomodo de miles de habitantes que se encuentran donde nace el nuevo lago, además del análisis y mejoramiento del suelo, incluso, desde la Sierra Nevada, pues la erosión impide el paso del agua.
El ducto subterráneo en el que trabaja la Conagua sólo representa una acción parcial; el hundimiento del suelo y las inundaciones seguirán.

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