10 de junio de 2008
Este lunes 9 de junio, me tocó presenciar un acto político indignante en la Asamblea Legislativa del DF: la reunión extraordinaria del CADUVI, Consejo Asesor para el Desarrollo Urbano y la Vivienda, de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda del DF, SEDUVI, con diputados de la Asamblea Legislativa del DF, encabezados por el Diputado Tomás Pliego, Presidente de la Comisión de Transporte y Vialidad, y defensor o promotor de las iniciativas de Marcelo Ebrard en la Asamblea. El propósito de la reunión: discutir el gran retraso en la aprobación de varios programas delegacionales de desarrollo urbano, como los de Coyoacán, Álvaro Obregón, Cuauhtémoc, Benito Juárez, entre otros, debido a las pugnas internas entre las tribus del PRD en la Asamblea.
En la gran mesa de honor, junto con algunos diputados de varios partidos, se acomodaron un buen número de empresarios desarrolladores, peritos en desarrollo urbano, consultores privados y académicos que se declararon miembros del CADUVI y sólo un par de representantes vecinales, uno de ellos muy cuestionado por sus vecinos ( colonia Florida) . Entre el público había otros miembros del CADUVI, principalmente, también, del sector privado o académico y tres o cuatro representantes vecinales. Las voces de los desarrolladores urbanos y de aquellos que hacen negocio con el uso del suelo en el Distrito Federal dominaron el debate; arrogantemente, los empresarios exigieron la aprobación inmediata de los programas delegacionales; alegaron ruidosamente que se pierde la "competitividad", la "certidumbre legal" en la Ciudad de México, al igual que las inversiones y empleos: los acostumbrados chantajes empresariales. Nada dijeron que tenga que ver con la calidad de vida o la defensa de la naturaleza, con excepción del representante del IPN quien abogó por una mayor participación de las organizaciones sociales en este proceso. Con el apoyo del Diputado Pliego, los empresarios se mostraron implacables en sus participaciones: dijeron que en el CADUVI había casi unanimidad en sus exigencias a los diputados locales. En cambio, sólo unos pocos representantes vecinales hicieron algunas observaciones en contra de estos programas delegacionales, principalmente de la Delegación Coyoacán. La representación vecinal en el CADUVI es extremadamente débil.
La furia de las voces empresariales en esta reunión y por lo visto en el tal CADUVI, hacen pensar que el contenido de los programas delegacionales de desarrollo urbano del DF que se pretende aprobar, está integrado por disposiciones que favorecen sobradamente a los empresarios del desarrollo urbano, pero, como ha sido costumbre en este sector, degradan mucho la calidad de vida de los vecinos y depredan bastante el medio ambiente y los dones de la naturaleza en esta ciudad. Por experiencia de muchos años, conozco la extrema pobreza de la consulta ciudadana de los planes de desarrollo urbano: la truculencia técnica de estos programas aleja o confunde a los ciudadanos. En las colonias Hipódromo y Condesa son prácticamente desconocidos los contenidos del programa de desarrollo urbano que se pretende imponer a esta demarcación, como lo descubrió recientemente la Diputada Martínez Fischer; los vecinos de Coyoacán y Polanco nos comentan algo parecido. Las facilidades que ahora se pretenden otorgar para cambiar el uso del suelo en cualquier calle o colonia del DF, por medio de estos nuevos programas delegacionales, con el fin de construir grandes torres y megaproyectos, tendrán efectos terribles en el equilibrio urbano, social y ambiental del DF. El desarrollo urbano del DF está en peligro de caer algunos peldaños más, en los próximos años, en el desquiciamiento y la insustentabilidad.
El Gobierno del DF, y por lo visto la Asamblea Legislativa, hacen su mayor esfuerzo por ayudar a los empresarios desarrolladores urbanos y desalentar la colaboración ciudadana en la construcción de la ciudad. Por esta razón se encuentra en la titularidad de la Secretaria de Desarrollo Urbano y Vivienda, Arturo Aispuro, representante de los grandes empresarios inmobiliarios (proyecto Reichmann). Por esta causa, Arturo Aispuro ha creado este esperpéntico consejo asesor, el CADUVI, integrado principalmente por una aplastante y voraz fuerza empresarial que no quiere tener freno alguno a sus muy depredadoras inversiones. El gran costo de las campañas electorales por televisión, obliga a sacrificar el futuro de esta ciudad. El problema es que esta situación general del desarrollo urbano nos hará vivir a todos los habitantes del DF muy desagradables situaciones personales.
NO A LA APROBACIÓN DE LOS PROGRAMAS DELEGACIONALES!
Miguel Valencia
vammulkay@gmail.com
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