lunes, 26 de enero de 2009

¿Cuándo se colapsó el DF?

Opinión de
El Cristalazo semanal
(Rafael Cardona)

¿Cuándo se colapsó el DF?
Rafael Cardona | Opinión
Domingo 25 de Enero, 2009 | LA CRONICA

Quizá por la presencia de otros fenómenos de orden político o simplemente declarativo, pero los medios de comunicación con las excepciones ya sabidas, hemos declinado la presentación de los graves hechos de la ciudad en su real dimensión. Hemos eludido decirle por su nombre: colapso*

Así como el país se queda sin petróleo, esta ciudad se queda sin agua y cada vez son más las zonas en riesgo –sobre todo en laderas, cañadas y serranías–, por el daño ecológico irreversible de haber crecido sin orden, ley o concierto.

Hoy todas las alarmas suenan y nadie las escucha. Al menos no en el viejo edificio del Cabildo Metropolitano donde el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard prepara su futuro político.

El deslizamiento de un cerro en Iztapalapa, no debería siquiera ser noticia si no fuera por la forma como expone la sinrazón crónica de la administración pública especialmente la derivada de los gobiernos perredistas cuya función debió ser correctiva y no de fomento a la irregularidad.

Y el agotamiento del Sistema Cutzamala debería ser considerado desde ahora un asunto de Seguridad Nacional. Cuando los asaltos sean contra los camiones de agua y no a los transportes de valores, nadie podrá poner orden en esta ciudad vandalizada por hordas sedientas.

Pero veamos el caso de la colonia Palmitas como hace treinta años pudimos haber analizado el de Las Butacas, en Álvaro Obregón.

En lugar de impedir el asentamiento de paracaidistas se les construyó un muro de contención –orgullo del "jefe" delegacional, Horacio Martínez Meza–, con lo cual no se hizo otra cosa sino ofrecer seguridad donde no la hay cuando lo más simple hubiera sido impedir la colonización cuando empezaba y no ahora.

El paternalismo genera una cierta forma de privilegio. Los afectados en la colonia mencionada recibieron ofertas para la mudanza, pero las rechazaron.

"…el Instituto de Vivienda del DF (Invi) les propuso comprar sus casas (o sea comprar el riesgo), además de condonarles los adeudos que tengan con el organismo, pues todos ellos contaban con un crédito anterior para el mejoramiento de vivienda".

O sea, el Invi les presta para mejorar la casa construida de manera precaria y tabique a tabique en un lugar de antemano clasificado como riesgoso, con lo cual incumple toda lógica. ¿No es más simple ubicar antes de reubicar? ¿No se podría haber dedicado el dinero del muro inútil a construir edificios multifamiliares en una zona cercana, como la de las ofertas actuales?

Más de doce millones de pesos se gastaron para hacer un valladar cuya utilidad a fin de cuentas fue disminuir el número de muertos cuando vino el alud en un lugar donde nadie habría muerto si se hubiera impedido el poblamiento anárquico pero políticamente provechoso.

Iztapalapa, es cierto, se pobló de manera anárquica y provechosa para fraccionadores de oportunidad, expertos en movilizar grandes grupos y echarlos sobre terrenos privados, ejidales o mostrencos, para después exigir servicios públicos, lo cual siempre se obtuvo gracias a la manipulación política de contingentes favorables a la causa priísta.

La demagogia fue la verdadera técnica de planeación del desarrollo urbano en todo el DF. Lo mismo sucedió en Álvaro Obregón, en Contreras, en Gustavo Madero, Tláhuac, Xochimilco o Tlalpan.

En los tardíos setenta –por ejemplo– los promotores de una "ciudad perdida" se congraciaron con el tolerante régimen y para evitar el desalojo, le pusieron a su colonia Quetzalcóatl. Invocando la figura tutelar del entonces presidente López Portillo iba a ser más difícil sacarlos de ahí.

Pero este es un gobierno experto en aprovechar en su favor la necesidad y bajo precio de los ciudadanos. Si un par de miopes se vienen abajo en un puente sin piso en el Anillo Periférico, la respuesta es la inauguración de ¡seis! pasos peatonales, bellos, estéticos, bien pintados, como debieron estar desde un principio.

Si los habitantes de Tláhuac, (en San Juan Ixtayopan, ahí donde no es posible llegar para impedir el linchamiento de dos policías) se oponen a la construcción de la línea del Metro Bicentenario y quieren olvidar su salvaje conducta; les hacemos una alberca (entre otros servicios ofrecidos por el DIF local), como si hubiera agua de sobra.

Pero los problemas de la nula planificación y las peores decisiones en materia de crecimiento urbano no se cometen sólo en zonas de riesgo. Los fraccionamientos han sido sustituidos por los "desarrollos residenciales" al estilo del WTC o el Nuevo Polanco con lo cual la ciudad llega a los límites de su resistencia estructural.

Los hundimientos no han sido nada más en Iztapalapa (julio 2007) sino en la colonia Nueva Granada donde hace meses (octubre 2007) se hizo un boquete gigantesco a causa de la mala construcción de una torre de 22 pisos.

"El hundimiento de más de 50 metros de largo y 15 de profundidad que se registró la noche del jueves en la delegación Miguel Hidalgo –divulgó "Crónica" en octubre del 2007–, se debió a los trabajos de construcción de la empresa "Atrio", que levanta una torre de 22 niveles y para lo que la Seduvi modificó la norma intencionalmente".

Pero todos estos fenómenos se atan y enlazan entre ellos.

La falta de agua es producto del aumento en su consumo, de la forma absurda como se malgasta, de las muchas fugas en su conducción, de su despilfarro en condominios con piscinas y la proliferación de gimnasios y clubes deportivos de gran derroche.

Y esto también tiene su origen en las indebidas autorizaciones de construcción de edificios capaces de quebrar la estructura urbana en todas partes. A mayor densidad más demanda de servicios. Por eso, entre otras cosas, las obras viales son inútiles desde antes de ser terminadas.

Por eso la demanda de agua se ha elevado a grados imposibles de atención y los recientes cortes y mermas no se deben a la reparación del sistema sino a la falta de agua.

Efrén Villalón Figaredo, director del organismo de Aguas del Valle de México, ya dijo las palabras prohibidas: las siete presas del sistema Cutzamala están al 58.83 por ciento de su capacidad… Villa Victoria, El Bosque y Valle de Bravo, están al 39, 55 y 68.6 por ciento de su capacidad, respectivamente… en los últimos 18 años no se había registrado un volumen tan bajo... una medida inmediata será la realización de paros técnicos (31 de enero, 1 y 2 de febrero), para enviar ocho metros cúbicos por segundo de agua al DF, esto es, 50 por ciento de lo normal.

"Lo que se debería de hacer para resolver el problema –dijo–, sería no enviar agua durante varios meses; lo que estamos dejando de mandar para cubrir el déficit que tenemos es de 140 millones de metros cúbicos, o sea que deberíamos dejar de enviar 110 días de agua para recuperar las presas".

Por primera vez en los últimos años la ciudad se enfrenta a una realidad: racionar el agua de manera drástica como si la escasez misma en zonas tradicionalmente secas, como Iztapalapa donde se expresan los problemas de la ciudad de manera más aguda, no fuera en sí misma una forma fatal de racionamiento.

Pero como la Comisión Nacional del Agua está en manos de un panista yunquista, José Luis Luege, poco será el caso de las autoridades locales. El pleito político no permitirá la corrección de las tendencias. No se va a detener un solo condominio (al contrario, para eso se hacen los "deprimidos" de Palmas) ni se van a impedir más asentamientos irregulares en la periferia ni se va a reubicar a nadie de la zona de Santa Catarina, el Chiquihuite o el Cerro del Judío, por ejemplo.

El PRD seguirá fomentando y aprovechando la "irregularidad regularizable" de las zonas grises y pobres con la mano izquierda y con la derecha los edificios del Nuevo Polanco.

Pero todo se deja hacer, todo se deja pasar. Y no sin provecho político y crematístico.

En los sitios habitados por precaristas por dejarlos a la mano de Dios en zonas de alto riesgo en medio de una política demencial: la secretaría de Protección Civil, a cargo de un cardiólogo (Elías Moreno Brizuela) incapaz seguramente de atender un pecho con angina, incapaz de prevenir, pero apta, mediante un método carnavalesco y festivo para hacer simulacros de evacuación ante sismos imaginarios.

Por lo visto además de "evacuar" no saben hacer otra cosa…

Pero de inseguridad, desempleo; asaltos callejeros, suciedad en el Metro, calidad del transporte y otras cosas cuya reunión explica el colapso actual, mejor ni hablamos.

La rama cruje y el ave no canta ni tiene alas, diríamos en osada paráfrasis de don Salvador Díaz Mirón.

*Copio el lexicón de la RAE: (del latín, collapsus; participio pasado de collãbi, caer, arruinarse).

1. m. Destrucción, ruina de una institución, sistema, estructura, etc.

2. m. Paralización a que pueden llegar el tráfico y otras actividades.

3. m. Mec. Deformación o destrucción bruscas de un cuerpo por la acción de una fuerza.

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